martes, 31 de enero de 2017

"NARCISA, NUESTRA SEÑORA DE LAS CENIZAS", UNA NOVELA ADICTIVA SOBRE TODA CLASE DE ADICCIONES



"Yo ya hice todas las locuras a las que alguien tiene derecho en la vida, ahora llevo una vida muy tranquila" asegura Jonathan Shaw, escritor norteamericano que en 2008 publicó Narcisa, Nuestra Señora de las Cenizas, una novela que cuenta la relación amoroso - destructiva, entre un exconvicto y adicto rehabilitado con una prostituta muy joven enganchada al crack que sucede en las favelas de Rio de Janeiro. 

Lo que el autor pretende en el trasfondo de esta novela es reflexionar sobre las adicciones (de todo tipo) que son un infierno para muchos. "Todo tiene una raíz y la raíz de las adicciones es la condición humana" señala Shaw, "la adicción no vive en las sustancias, vive en la conciencia del ser humano" afirma con conocimiento de causa ya que por años consumió heroína y probó todo tipo de drogas mientras recorría como tatuador México, Brasil y otros países, dejando atrás su ciudad natal, Los Ángeles. 

Es difícil explicar por qué alguien se enamora de un adicto, sabiendo de antemano que esa persona tiene su vida perdida, la única explicación es que lo que impulsa a sostener esa relación es otra adicción. "Los adictos no tenemos relaciones, tomamos rehenes" dice para describir esta condición de codependencia.

Aunque Narcisa no es una novela basada en sus vivencias Shaw piensa que "los escritores escriben de lo que tiene por dentro,  de lo que sienten, por eso todos los libros son en cierta forma autobiográficos" y se refiere a Charles Bukowski, a quien conoció cuento tenía 16 años como colaborador del periódico Los Ángeles Free Press, de esa relación laboral y de amistad que se formó entre charlas, cervezas y borracheras, aprendió que "hasta un loco puede expresarse y contarse bien si se hace con una visión poética de las cosas, que la mirada de poeta lograba convertir la vida más aburrida en un espectáculo".

Cigano, el personaje masculino es adicto a Narcisa pero esta es adicta al crack y la sustancia es para ella su prioridad, está por encima de cualquier cosa, incluso de su pareja, por eso a lo largo de la novela el personaje insulta al hombre que ama. "Los insultos son las flechas que uno dispara cuando está encerrado en el circulo vicioso de la adicción", argumenta.

La lectura de las más de 700 páginas de esta novela se convierte en algo adictivo, no solo por las historias de sexo, autodestrucción y violencia que atrapan al lector si no también por el ritmo de su escritura y por una alta dosis de humor negro. "Tiene el humor que se requiere para contar todas estas cosas asquerosas y malas, llenas de locuras y de un egocentrismo llevado al extremo, de ahí el nombre del personaje: Narcisa" dice irónico, expulsando el humo de su cigarrillo electrónico. 

El éxito editorial de esta novela en los Estados Unidos ha hecho de Jonathan Shaw un autor reconocido, dentro de la línea de Miller, Kerouac, Burroughs y el mismo Bukowski, con quien muchos lo comparan pero de quien él mismo toma distancia afirmando que "le insinuó muchas cosas sobre la escritura" pero que no trata de imitarlo si no de tener su propia voz.

Asegura que la literatura fue su cable a tierra. "El arte es una salvación porque es una forma de expresión, de comunicación y lo que más afecta a los adictos es muchas veces esta falta de relacionarse con los demás", concluye este personaje que tiene su historia contada en su cuerpo, que ha transformado en mural para narrarla a través de sus tatuajes. 


(El Autor fue uno de los invitados al Hay Festival Cartagena 2017)



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