domingo, 5 de agosto de 2012

HORAS DE VUELO


Llevo buena parte de mi vida practicando la mejor forma de volar, de viajar, de huir pero a la vez conocer nuevas cosas, es lo que me gusta; pero no he logrado encontrar la forma más adecuada de hacerlo, todo lo pruebo, no me basta la imaginación. Al no encontrarme a gusto quise explorar nuevas dimensiones, aunque soy consciente –si alguna vez he tenido conciencia- de que esta búsqueda puede llevarme lejos y dejarme volando, viajando eternamente, un vuelo en el que la única presencia palpable es la ausencia, ausencia total, ausencia que para mi es a veces deseable.

En varias ocasiones he estado frente a ciertas ausencias, más nunca a la ausencia total. He vivido la ausencia de la luz, cuando mi cuerpo no soporta el agotamiento que causa el viaje y me lleva a un estado de sopor en el que la luz no impresiona mis retinas; también he logrado experimentar la ausencia parcial del sonido y de las vibraciones que lo producen, pero de forma voluntaria –si aun me queda voluntad- en la que solamente oigo lo que quiero y lo que no, lo desaparezco, lo deshecho.

Vivo periodos en los que no vuelo, no viajo. No son largos y cada vez se acortan más; son aquellos momentos en los que se apodera de mi la ingenuidad propia del romanticismo y aún creo amar, no he podido evadir totalmente mi naturaleza, son momentos en que creo que estoy viviendo la plenitud del amor. ¡Pero no¡ Con dolor me convenzo cada vez más de que esto es algo utópico. Lo real, lo que sí he vivido, es la plenitud del sexo, las sensaciones corporales innegablemente placenteras. Tratar de sentir es complicarse.

Intento quedarme para compartir con la mujer de turno, pero que va....

Me invade la nostalgia por mis buenos momentos, por mis tantas horas de vuelo, de evasión... Vuelvo a ellos, siempre es así.

Espero de estación en estación, en dirección descendente, el día en el que encuentre el medio que me permita volar hacia el viaje final, sin regreso, sin retorno, al encuentro con la ausencia total, que espero sea incluso la ausencia de mi ser.